Es una experiencia que constituye una amenaza para la integridad física o psicológica de la persona.

Se asocia a una marca, consciente o inconsciente, pero indeleble: no se puede borrar.

Las consecuencias pueden ser muy variadas. A nivel sintomático:

• Insomnio y pesadillas.
• Irritabilidad.
• Ansiedad y nerviosismo.
• Miedo.
• Confusión.
• Sensación de culpa y vergüenza.
• Indiferencia emocional.

Y, evidentemente (en mayor o menor medida), esta herida tiene un efecto en el día a día, en situaciones cotidianas, en las relaciones familiares, sociales, laborales…

En estos casos, el tratamiento (psicoterapia, hipnosis clinica, EMDR…) se dirige a disminuir el dolor emocional y aprender a convivir con la experiencia traumática.