Son pocas las palabras que sirven para poder convivir con la tristeza.
A veces, es mejor estar en silencio y acompañar. Transmitir. Consolar.
Sentimos tristeza cuando vivimos la pérdida.
Tras vivir una pérdida importante para nosotros, se inicia todo un proceso en el que experimentamos altibajos, emociones contrapuestas, apatía y parece que la vida haya perdido sentido. Y es normal.
Se trata, poco a poco, de aprender a vivir con la ausencia, a aprender a seguir adelante y, sobre todo, a permitirse sentir. Eso es realmente lo reparador. Hoy en día nos damos poco tiempo y casi no existen espacios para poder darnos esos permisos.
Tan solo quiero decirte que, si quieres, te acompaño.